domingo, 28 de octubre de 2012

SEGUNDO TRIMESTRE DE EMBARAZO

CAMBIOS EN LA MAMÁ


MANCHAS
No ocurre siempre, pero pueden aparecer manchas oscuras en las mejillas y en el entrecejo. Desaparecen tras el parto, igual que la línea oscura que va desde el ombligo al pubis. Paciencia, ahora no puedes usar cremas despigmentantes.
ESTÓMAGO
A lo largo de este trimestre se comprime cada vez más. Esta presión y la menor producción de ácido clorhídrico hace que las digestiones sean más pesadas y que aumente el ardor de estómago. Todo el aparato digestivo se ve afectado por el crecimiento del útero. Las asas intestinales se desplazan hacia arriba y hacia los lados, por eso los gases se acumulan más y pueden resultar muy dolorosos. Curiosamente, los notarás entre el ombligo y las costillas.
PÁNCREAS
Entre las semanas 24 y 28 te analizarán
el nivel de glucosa en la sangre (test de O’Sullivan). Sirve para detectar la diabetes gestacional (una intolerancia a los hidratos de carbono). Por lo general este problema, relacionado con el funcionamiento del páncreas, desaparece tras el parto.
COLUMNA
A estas alturas el volumen del útero hace que fuerces la postura, curvando en exceso la zona lumbar. Los dolores en esta zona y en la dorsal son habituales. También lo es la ciática, un dolor muy invalidante que se produce por el pinzamiento del nervio ciático y que suele irradiarse del costado a la pierna. La solución es más fácil tras el parto. De momento, el calor seco y el descanso son las únicas opciones a tu alcance.
VAGINA
Notarás una gran presión bajo el pubis y, en algunos casos, pinchazos. Es el efecto de una hormona, la relaxina, encargada de dilatar los tejidos para favorecer la expulsión del niño. Es normal que notes un exceso de flujo blanquecino; no te preocupes salvo que éste sea de color verdoso y maloliente (infección). En tu higiene diaria, usa jabones neutros.
REDONDECES
Es lógico que aumentes de peso, pero has de hacerlo de forma controlada. A lo largo de estos nueve meses debes engordar entre 9 y 13 kilos, según sea tu constitución y el peso con el que hayas iniciado la gestación. Notarás acúmulos grasos en la cintura, las caderas y los glúteos. Es un sistema del organismo que almacena energía para el niño y para hacer frente al parto.
No uses anticelulíticos, ya que tienen un efecto vasoconstrictor y restan oxígeno a los tejidos.
CIRCULACIÓN
Tu volumen sanguíneo aumenta casi en dos litros. Si a esto añadimos que el peso del útero incide en las venas de las piernas, dificultando el retorno de la sangre, que has ganado unos cuantos (a veces bastantes) kilos y que aproximadamente retienes un litro extra de líquido en los tejidos, entenderás por qué tienes esa sensación de pesadez en las piernas y por qué se te hinchan tanto los tobillos.
CALAMBRES
Si además eres propensa a la dilatación venosa, es muy probable que empiecen a aparecer las primeras varices. Importante movilizar los tobillos con ejercicios de rotación y caminar una hora diaria para evitar el estancamiento venoso. Si la hinchazón no desaparece tras el descanso nocturno, debes comentárselo a tu médico. El problema puede estar relacionado con una tensión alta.




CAMBIOS EN EL DESARROLLO DEL FETO
Cuarto mes: movimientos perceptibles Las relaciones de proporción entre la cabeza y el cuerpo se modifican, ya que el cuerpo se desarrolla más rápidamente.
Cada día se modelan con más nitidez los rasgos del rostro y aparecen los cabellos. Es también el momento en que la madre siente moverse a su hijo por vez primera, ya que es capaz de hacer funcionar sus músculos con la fuerza suficiente para que sus movimientos puedan notarse a través de las paredes del útero. El feto puede abrir y cerrar las manos, estornuda y traga.
Sin embargo, no mide más que de 18 a 20 cm. de longitud total, aunque en realidad son sólo 13 cm. ya que tiene las piernas replegadas sobre el vientre, y no pesa más que 150 g. La piel se cubre con una capa blanquecina, el vermix caseoso, y con un fino vello, el lanugo, especialmente abundante sobre los hombros, las ingles y las axilas.
Quinto mes: crece más aprisa En este momento, el feto mide alrededor de 27 cm. y pesa unos 400 g. Su crecimiento se hace cada vez más rápido. El cuerpo sigue siendo delgado, pero alcanza las proporciones del de un recién nacido. Los dientes de leche se recubren de esmalte y de marfil, mientras se forman los esbozos de los dientes definitivos: es pues en este momento cuando se determina la calidad de los dientes del futuro adulto.
Por ello es por lo que se recomienda a las mujeres encinta que vigilen que su régimen alimenticio contenga el calcio y el flúor necesario para la formación de la dentición del feto.
La nariz comienza a osificarse y las aletas están ya abiertas. A partir del quinto mes, el crecimiento del feto y el incremento de sus necesidades obligan a la placenta a aumentar de tamaño y de peso: el disco placentario alcanzará a los nueve meses un diámetro de 20 cm., con un espesor de 3 cm. y un peso de 500 g.
A los cinco meses, el feto goza aún de mucho espacio y no se priva de moverse. Puede que comience en esta época a chuparse el pulgar.
Sexto mes: ve la luz A los seis meses, el feto mide 34 cm. y pesa 1 kg. Los órganos genitales sufren todavía una evolución importante: aparecen las glándulas uterinas y bajan los sacos vaginales y los testículos. Se fisura el cerebro y se dibujan las circunvoluciones. Las capas de la retina están ya todas y en el fondo del ojo.
Es probable que el feto sea capaz de percibir la luz en esta época. Sus párpados, herméticamente soldados al principio, se hallan ahora completamente abiertos.
El feto percibe sonidos, oye el ruido regular del corazón materno y puede sentirse molestado por los borborigmos intempestivos de los intestinos o por los ruidos procedentes del exterior. Ciertos médicos afirman incluso que es sensible a la música.


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